domingo, 2 de enero de 2011

Ikea, "la Bauhaus del presente"


La Bauhaus preparaba a las personas de oficios tradicionales para que se convirtieran en trabajadores industriales y dependiendo de su desarrollo, podrían llegar a ser
arquitectos.

No cabe duda de que el arte y la arquitectura están intrínsecamente relacionados, y quizás es necesaria esta relación del arquitecto con los diferentes oficios artesanales, para adquirir la capacidad de despertar la imaginación , de producir innovaciones en la arquitectura, para que el arquitecto se convierta alguien capaz de construir. El arquitecto relacionado con la actividad artística es el que posee imaginación e inspiración, es alguien creativo, ingenuo, con el don de proyectar.


La enseñanza de los oficios pretende preparar para el diseño de la producción en serie. Comenzando con los instrumentos más simples y con las labores menos complicadas [el aprendiz de la Bauhaus] adquiere gradualmente la capacidad para resolver problemas más intrincados y para trabajar con máquinas, al tiempo que está en contacto con todo el proceso de producción, desde el principio hasta el final, mientras que los obreros de las fábricas nunca van más allá del conocimiento de una de las fases del proceso. Por tanto, la Bauhaus está intentando conscientemente entrar en contacto con empresas industriales existentes, buscando con ello el estímulo mutuo.

Texto publicado con ocasión de la primera exposición de la Bauhaus, celebrada en Weimar en 1923

Uno de los principales propósitos de Gropius era la tipificación de un objeto para producirlo en serie. Para establecer la tipificación se  centraban en la materialidad pues consideraban que esta determina la expresión y la forma. El objetivo ya no era poner de manifiesto la sensibilidad por los constrastes de materiales y formas, montados normalmente como relieves, sino más bien revelar las propiedades estéticas y de las estructuras asimétricas y exentas.
 
Sin embargo, algunos arquitectos de la época no se mostraban de acuerdo con este sistema. Willian Morris rechazaba la producción industrial en las artes decorativas y la arquitectura, y propugnaba un retorno a la artesanía medieval, considerando que los artesanos merecían el rango de artistas. El movimiento de artes y oficios pretendía volver a la manufactura artesanal contrastada con la producción industrial de la época y así hacer llegar la cultura a las áreas menos pudientes de la sociedad. Lo que se le reprochó fue que los productos llegaron a ser tan complejos en su fabricación que solo las clases altas pudieron adquirir los ejemplares.

La opinión de Morris en este sentido, resulta paradójica, pues se produce una contradicción entre lo que él propone y lo que ocurre en la realidad. Parece quizás que la fórmula más acertada para llevar la cultura a personas más carentes sería la de Gropius pues establece una tipificación en la que también se ha tenido en cuenta que el producto sea asequible.

Sin embargo, cada persona tiene unas necesidades, a las que la arquitectura debe responder. No es mejor una tipificación de arquitectura factible para mucha gente, sino la que se ajusta a las necesidades de cada individuo. El mismo Morris definió la arquitectura como el conjunto de modificaciones y alteraciones introducidas en la superficie terrestre con objeto de satisfacer las necesidades humanas.

El sistema seguido por la Bauhaus ha influido muchísimo a generaciones posteriores. Incluso en la actualidad, se pueden apreciar organizaciones similares a la de la Bauhaus. Un claro ejemplo es el de Ikea: todos esos muebles y objetos de estética funcionalista, con formas geométricas básicas que se encajan, no ocupan espacio y son agradables para la vista.

Forman parte de la vida diaria en los hogares de millones de personas en 39 países de cuatro continentes; han cambiado la forma de entender la decoración, la organización del espacio y el mobiliario.

"La forma en que Ikea vende muebles ha influido decisivamente en los últimos treinta años en Europa Occidental", explica  Efe Markus Laumann.
Es posible ver la evolución del diseño de la empresa fundada por Ingvar Kamprad, desde la afición sueca por la madera y las superficies diáfanas a los diseños más internacionales.
En el éxito de Ikea influye que la máquina hizo posible la fabricación masiva y económica de objetos cotidianos.
Así Ikea bebe del movimiento de la Bauhaus  y su apuesta por dar funcionalidad a la estética y aprovechar la producción industrial.
"Bonitos objetos cotidianos. Muebles prácticos y baratos a disposición de la masa", es la fórmula del éxito, resume Laumann.

"No es arte, es un mueble que perdura y, debido a su éxito, es contemplado de una forma artística", explicó Laumann, quien sí concede que algunos de los muebles más vendidos se han convertido en "iconos del diseño democrático, de masas".

Organizaciones como estas contribuyen a la universalidad y a la falta de individualidad, ¿es realmente la tipificación de un objeto capaz de satisfacer la necesidad de cualquier individuo la mejor solución o la más fácil?

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